En la vida, a menudo nos encontramos en encrucijadas, dudando sobre el siguiente paso. ¿Alguna vez has sentido que Dios te llama a algo incómodo, algo que te saca de tu zona de confort? El mensaje de Canaan Church nos invita a «No le des más vuelta al asunto». No es solo un eslogan, es una guía para vivir una vida de propósito y sanidad, como la que Jesús ofrece.
1. Cuando la Tarea Te Escoge a Ti Ser discípulo de Jesús no es un destino lineal, sino un proceso integral de madurez, formación, carácter y conocimiento. A menudo, Dios nos envía como «ovejas entre lobos», lo que significa que enfrentaremos situaciones peligrosas y tiempos difíciles. La historia de Ananías en el libro de Hechos (capítulo 9, versículos 10-17) es un claro ejemplo. Ananías era un discípulo común en Damasco, no una figura influyente ni famosa. Sin embargo, la tarea de sanar y guiar a Saulo (quien más tarde se convertiría en el apóstol Pablo) no fue elegida por él, sino que la tarea lo escogió a él. ¿Qué haces cuando Dios te pide algo que parece abrumador o riesgoso? Dios es especialista en escoger personas comunes para tareas extraordinarias.
2. Obedece Aun con Miedo Ananías tenía razones válidas para temer a Saulo. Había oído hablar del gran daño que Saulo había causado a los creyentes en Jerusalén y sabía que venía con autorización para llevarse presos a quienes invocaban el nombre de Jesús. Es natural sentir miedo ante situaciones desafiantes o personas con antecedentes problemáticos. Sin embargo, el problema no es sentir miedo, sino dejar que el miedo te controle. El Señor insistió a Ananías: «Ve». La verdad es que «obedecer a Dios con miedo sigue siendo obediencia. Desobedecer con calma, sigue siendo desobediencia». Dios nos llama a ser obedientes, incluso cuando nos tiembla la voz o el corazón.
3. Enfrenta lo que Evitas ¿Cuánto tiempo has evitado confrontar situaciones que sabes que debes enfrentar? Esto puede ser una relación, una amistad, o temas difíciles dentro de una pareja. Muchas veces, permanecemos esclavizados al «qué dirán» o a los temores de abandono y traición. Ignoramos las «banderas rojas» en nuestras vidas y relaciones. El silencio no siempre es sabiduría; a menudo, detrás de él, se esconde el miedo. Dios no sana lo que tú insistes en esconder. La verdadera sanidad no es solo perdonar el pasado; es también cambiar tu conducta en el presente por amor, no solo por supervivencia. Necesitamos «refrescar la página» diariamente, reconocer nuestros errores actuales y lidiar con asuntos no resueltos de nuestro pasado que influyen en nuestras reacciones hoy.
4. No Se Trata de Posición, Sino de Disposición La historia de Ananías y Saulo nos revela un principio fascinante: Dios le dijo a Ananías el propósito de Pablo antes que a Pablo mismo. Esto significa que, a veces, necesitamos que otros, a quienes el Señor usa como «ángeles» o mensajeros, nos recuerden quiénes somos en Dios y cuál es nuestro propósito. Dios no necesita tu posición social, tu fama o tus seguidores. Lo que Él necesita es tu disposición a obedecer y a servir. Él es experto en sacar «joyas preciosas de lo que el diablo consideró basura».
5. Manos que Sanan Cuando Ananías llegó a la casa de Saulo, en lugar de señalar o juzgarlo por su pasado, le impuso las manos y lo llamó «Hermano Saulo». Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo, recuperó la vista y fue bautizado. Esta acción transformadora nos pregunta: ¿Cómo estás usando tus manos? ¿Para criticar o para restaurar?. Dios nos está llamando a sanar a otros, a ser instrumentos de bendición y no de maldición. Su fidelidad nos alcanza, y sus misericordias son nuevas cada mañana.
Hoy, el Señor te invita a la reconciliación. No esperes más; enfrenta aquello a lo que le has dado vueltas y permite que Él obre sanidad en ti y a través de ti. No importa lo que hayas hecho o cómo el pecado te haya etiquetado, Dios tiene un plan perfecto para ti y Él te ama incondicionalmente.