La Miseria de la Comparación

La comparación es una trampa en la que muchos de nosotros caemos, a menudo sin darnos cuenta. Proverbios 4:23 nos advierte:

“Sobre todas las cosas cuida tu corazón porque este determina el rumbo de tu vida” (NTV).

Este consejo es fundamental, ya que lo que permitimos que entre en nuestro corazón influenciará cómo vemos la vida y cómo respondemos a las situaciones.

¿Qué es la Comparación?

La comparación se refiere al acto de fijar la atención en dos o más cosas para reconocer las diferencias y semejanzas entre ellas. A primera vista, esto puede parecer inofensivo pero cuando nos comparamos con los demás en aspectos como éxito, belleza, habilidades y posesiones, podemos caer en la trampa de la insatisfacción y el resentimiento.

Ejemplos de Pensamientos Comparativos

  • “Nunca seré tan atractiva como ella.”
  • “Desearía tener el cuerpo que él tiene.”
  • “Nunca alcanzaré el éxito que ella ha logrado en su carrera.”
  • “Él es mucho más competente en su trabajo que yo.”
  • “Ellos siempre pueden permitirse cosas que yo no puedo.”
  • “Su relación parece perfecta, mientras que la mía tiene tantos problemas.”
  • “Él siempre está involucrado en el servicio y actividades de la iglesia, yo apenas tengo tiempo.”
  • Sus publicaciones siempre reciben muchos ‘me gusta’ y comentarios, las mías no.”

Estos pensamientos son indicativos de un corazón que no está bien guardado.

No es Sabio Andar Comparándose con Otros

En 2 Corintios 10:12, Pablo dice:

“Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos midiéndose a sí mismos y comparándose consigo mismos carecen de entendimiento”.

Aquí, Pablo nos muestra que la comparación no es una práctica sabia.

Un ejemplo claro de los peligros de la comparación se encuentra en Números 13:31-33. Cuando los doce espías fueron enviados a explorar la Tierra Prometida, diez de ellos regresaron con un informe negativo, comparando a los habitantes de la tierra con gigantes y viéndose a sí mismos como saltamontes. Este acto de comparación y la consiguiente falta de fe llevaron a toda una generación a perder la oportunidad de entrar en la tierra prometida.

Esta historia nos enseña que la comparación puede distorsionar nuestra percepción y hacernos perder las oportunidades que Dios nos presenta.

Al salir los espías, algunos estaban entusiasmados, otros asustados. Venían de la esclavitud en Egipto, lo que probablemente contribuía a su sentimiento de inferioridad. Sin embargo, tan pronto como se enfocaron en las habilidades de la competencia, su valor y entusiasmo se evaporaron. No guardaron su corazón.

Prepararnos Todos los Días para la Batalla

Cada uno de nosotros necesita un Getsemaní diario, un tiempo de preparación y oración para guardar nuestro corazón. Los espías no estaban preparados para lo que vieron, y nosotros también debemos estar preparados para las batallas diarias, tanto físicas como espirituales.

La comparación aparta tus ojos de las promesas de Dios y se enfoca en algo o alguien más. Si sufres de baja autoestima e inseguridad, todo lo que el diablo necesita hacer para deprimirte es mostrarte el éxito de alguien más.

El padre de mentiras trata de convencerte de que la persona que estás mirando es más inteligente, más fuerte, más exitosa de lo que tú nunca serás. Incluso al escuchar un testimonio, debemos tener cuidado de atesorar las promesas de Dios y no permitir que la comparación nos deprima.

¿En Qué Consiste Guardar el Corazón?

Proverbios 4:20-27 nos da un cuadro claro de cómo guardar nuestro corazón:

“Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón, pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo el cuerpo. Sobre todas las cosas cuida tu corazón porque este determina el rumbo de tu vida. Evita toda expresión perversa; aléjate de las palabras corruptas. Mira hacia adelante y fija los ojos en lo que está frente a ti. Traza un sendero recto para tus pies; permanece en el camino seguro. No te desvíes; evita que tus pies sigan el mal” (NTV).

Guardar el corazón implica ser vulnerable a Dios y Su verdad, obedecer Sus instrucciones y así cosechar vida.

La raíz de la comparación

La vulnerabilidad a las comparaciones a menudo tiene una raíz profunda en nuestro corazón. Muchos de nosotros venimos de familias disfuncionales donde nuestras necesidades emocionales no fueron satisfechas. Palabras de afirmación como “Eres especial” o “Estoy orgulloso de ti” son fundamentales para cimentar una identidad saludable.

Sin estas afirmaciones, nuestras heridas emocionales nos llevan a compararnos con otros y sentirnos insuficientes.

El rechazo repetitivo puede hacernos creer que no merecemos ser amados o que no somos lo suficientemente buenos. Si no enfrentamos estas heridas, seguirán determinando el rumbo de nuestra vida.

Dios te dice Eres Único

El Salmo 139:13-14 nos recuerda:

“Porque tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te alabaré porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho”.

Dios nos ha creado de manera única y maravillosa. Efesios 2:10 refuerza esta verdad:

“Pues somos la obra maestra de Dios”.

Cada día, debemos recordar y declarar esta verdad sobre nosotros mismos.

La comparación es una trampa que puede desviar nuestro enfoque de las promesas de Dios y llevarnos a la insatisfacción y el resentimiento. Guardar nuestro corazón es esencial para vivir una vida plena y victoriosa. Recordemos siempre que somos únicos y maravillosamente hechos por Dios. En lugar de compararnos con otros, enfoquémonos en las promesas de Dios y en el propósito que Él tiene para nuestras vidas.

Para saber más sobre la comparación mira la predica completa aquí:

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