A través de la Biblia, encontramos innumerables ejemplos de cómo la fe puede llevar a la sanidad física, emocional y espiritual. Este artículo busca inspirarte a profundizar tu fe en la sanidad que Dios ofrece y a vivir una vida plena y saludable.
El Poder de la Cena del Señor
1 Corintios 11:23-26 (NTV)
“Pues yo les transmito lo que recibí del Señor mismo. La noche en que fue traicionado, el Señor Jesús tomó pan y dio gracias a Dios por ese pan. Luego lo partió en trozos y dijo: «Esto es mi cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí». De la misma manera, tomó en sus manos la copa de vino después de la cena y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre. Hagan esto en memoria de mí todas las veces que la beban». Pues cada vez que coman este pan y beban de esta copa, anuncian la muerte del Señor hasta que él vuelva.”
La cena del Señor, no se trata solo de un acto simbólico, sino de una poderosa declaración de fe y sanidad. Al participar de la Cena del Señor, estamos proclamando la victoria de Cristo sobre la enfermedad y la muerte.
El Sacrificio de Jesús: Fuente de Sanidad
Isaías 53:4-5 (LBLA)
“Ciertamente, Él llevó nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo por nuestra paz cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados.”
Este poderoso pasaje de Isaías nos recuerda que Jesús llevó nuestras enfermedades y dolores sobre sí mismo. Su sacrificio no solo fue para nuestra salvación, sino también para nuestra sanidad completa. Cada golpe, cada herida que sufrió, fue para que nosotros pudiéramos ser sanados.
La Razón por la que Hay Enfermos, Débiles y Muertos
Discernir viene del griego “diakrino”, que significa: “separar, hacer una distinción”. Algunos reconocen bien que la sangre de Cristo fue derramada para el perdón de nuestros pecados, pero no pueden reconocer que Su cuerpo fue quebrantado para que nuestros cuerpos pudieran estar bien. Esta es la razón por la que hay enfermos, débiles y algunos duermen. Es importante entender el significado del pan y del vino por separado. Al tomar el pan, tomamos del cuerpo de Cristo, que fue quebrantado para que el nuestro pueda ser pleno. Al tomar el vino, seamos conscientes de que Su sangre fue derramada para el perdón y remisión de todos nuestros pecados.
Nuestro Salvador no murió en la cruz solo para salvarte, sino para sanarte.
En el Antiguo Testamento, cuando el pueblo de Israel traía animales como sacrificio a los sacerdotes para redención de sus pecados, los animales nunca sufrían. Los mataban con dignidad usando un método llamado shechita para asegurar que murieran sin dolor. Jesús no murió de forma rápida y sin dolor. Sufrió como nadie más lo ha hecho; fue torturado de manera inimaginable hasta que finalmente murió.
1 Corintios 11:25 (NTV)
“De la misma manera tomó en sus manos la copa de vino después de la cena y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre. Hagan esto en memoria de mí todas las veces que la beban».”
Cuando el pueblo judío usa la expresión “en memoria de” no se refieren a simplemente recordar de forma pasiva o sentimental. La expresión es mucho más poderosa, pues involucra la idea de recrear, de ir a través del evento de nuevo. Jesús dijo que recreáramos (en nuestra mente) todo lo que Él vivió: ver Su cuerpo quebrado tal como quiebras o partes el pan en tus manos y ver Su sangre derramándose por ti mientras tomas el vino.
Tips Prácticos para Aumentar Nuestra Fe hacia la Sanidad
- Medita en las Escrituras: Lee y reflexiona sobre pasajes bíblicos que hablen de la sanidad. Deja que la Palabra de Dios renueve tu mente y fortalezca tu fe.
- Participa de la Cena del Señor: Hazlo regularmente y con reverencia, recordando el sacrificio de Jesús y proclamando Su victoria sobre la enfermedad.
- Ora con Fe: Pide a Dios por sanidad con la certeza de que Él escucha y responde a nuestras oraciones. La oración ferviente del justo puede mucho (Santiago 5:16).
- Confiesa la Palabra de Dios: Habla versículos de sanidad sobre tu vida. La confesión positiva puede cambiar nuestra perspectiva y abrirnos a recibir la sanidad de Dios.
- Únete a una Comunidad de Fe: Rodearte de otros creyentes que puedan orar y apoyarte en tu camino de sanidad es crucial. La fe colectiva puede ser muy poderosa.
- Mantén una Actitud de Gratitud: Agradece a Dios por Su sanidad y bondad, incluso antes de ver los resultados. La gratitud abre puertas a más bendiciones.
La sanidad que Dios ofrece a través de Jesús está disponible para todos nosotros. Al discernir correctamente el cuerpo de Cristo y participar de la Cena del Señor con reverencia, proclamamos Su victoria y abrimos nuestros corazones a Su poder sanador. Medita en las Escrituras, ora con fe, confiesa la Palabra de Dios, y mantén una actitud de gratitud. Estos pasos prácticos pueden aumentar tu fe y llevarte a experimentar la plenitud de la sanidad que Dios tiene para ti.
Recuerda, por sus heridas hemos sido sanados (Isaías 53:5). Mantén esta verdad en tu corazón y permite que tu fe crezca cada día más.