En medio del ajetreo de la vida cotidiana, a menudo nos encontramos posponiendo conversaciones importantes, evitando resolver conflictos y retrasando gestos de amor hacia las personas que más significan para nosotros. Y olvidamos que el tiempo es efímero, y las oportunidades pueden desvanecerse rápidamente. Queremos hoy recordar la importancia de ser diligentes en nuestras relaciones significativas.
Dios a veces nos envía instrucciones claras sobre lo que debemos hacer con respecto a nuestras relaciones más significativas. Estas instrucciones pueden llegar en forma de convicción, ese sentimiento interior que nos insta a tomar medidas. Por favor no ignores esta convicción no aplaces conversaciones o reconciliaciones pendientes.
Recuerdo una vez que un amigo muy cercano en un momento crucial, eligió dejar de lado sus responsabilidades para ofrecerme apoyo. Este gesto definitivamente me enseñó cómo nuestras relaciones significativas pueden superar cualquier otra responsabilidad o deber. A menudo, damos por sentado a aquellos que nos rodean, y es esencial recordar que nuestras conexiones personales son un tesoro invaluable.
En la Biblia, encontramos lecciones claras sobre la importancia de resolver conflictos y expresar amor a tiempo. Mateo 5:23-26 nos enseña que si alguien tiene algo en contra nuestra, debemos reconciliarnos antes de presentar nuestras ofrendas a Dios. Ignorar esta convicción puede tener graves consecuencias. Es posible que no volvamos a tener una oportunidad de reconciliarnos, la culpa, condenación que quedarán, serán un peso inmanejable que quedará.
No dejes que se cierre la ventana de oportunidad para amar, perdonar y pedir perdón hoy, sé diligente, no sigas aplazando. Obedece pronto a Dios.
La vida pasa, el tiempo se acorta y las oportunidades de reconciliación pueden desaparecer. Debemos ser diligentes y expresar nuestro amor hacia aquellos que son importantes para nosotros.
El tiempo que pasamos con nuestros seres queridos es un regalo que no se puede recuperar una vez que se pierde.
Efesios 6:2-3 nos recuerda la importancia de honrar a nuestros padres, lo cual es una promesa de larga vida y prosperidad.
El primer mandamiento que va acompañado de una promesa es el siguiente: «Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre. Así les irá bien, y podrán vivir muchos años en la tierra.»
Nuestras relaciones personales son tesoros preciosos en este viaje de vida. No pospongas el amor, la gratitud ni el perdón. El tiempo es un regalo pero se acaba rápido, úsalo para fortalecer esas relaciones con los tuyos y abrazar lo que realmente importa.