Es fácil caer en la trampa de pensar que, si hacemos muchas cosas buenas en nombre de Dios, estamos demostrando nuestro amor por Él. Pero la verdadera relación con Dios no está basada en el servicio, va más allá de las acciones externas, y se trata de una relación íntima y personal con Él. En este blog, exploraremos la importancia de tener a Dios en primer lugar en nuestra vida y cómo podemos cultivar esa relación íntima con Él.
Dios ve tus esfuerzos y tu servicio:
Dios es consciente de todas las cosas buenas que hacemos por amor a Él. Él ha visto tu arduo trabajo, tu dedicación y tus sacrificios. Ya sea que seas una madre sirviendo a tus hijos, un padre proveyendo para tu familia o un líder y pastor trabajando incansablemente por tu iglesia, Dios conoce tus acciones. Él entiende tu dolor, tu sudor y tu fatiga. Sin embargo, a pesar de comprenderlo todo, Dios tiene algo contra ti: Has dejado tu primer amor y has confundido el hacer con una verdadera relación con Él.
Apocalipsis 2:4-5a – “Pero tengo en contra tuya que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a practicar las primeras obras…”
Dale a Dios el lugar y la prioridad adecuada:
A menudo, ponemos el servicio como nuestra prioridad, pero al hacerlo, debilitamos nuestra relación personal con Dios. Hemos permitido que otras cosas se interpongan entre nosotros y Dios, como preocupaciones, responsabilidades o incluso otras personas. Cuando esto sucede, perdemos el enfoque en nuestro primer amor por Él. Es crucial recordar que Dios demanda ser lo primero en nuestra vida. Él es el Creador del universo y merece nuestra adoración y amor incondicional.
Mateo 6:33 – “Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.”
En el primer mandamiento, Dios nos ordena amarlo por encima de todas las cosas. Esto implica tener una relación íntima y comprometida con Él, colocándolo en primer lugar en todas las áreas de nuestra vida.
El desafío de mantener el enfoque correcto: No solo se trata de darle a Dios nuestras primicias financieras, o la prioridad en las decisiones que tomamos sino también de entregarle nuestro corazón y nuestra devoción en todo momento. A menudo, cometemos el error de priorizar el ministerio para Dios por encima de nuestra relación personal con Él. Creemos que servir en la iglesia o hacer cosas buenas en su nombre es suficiente, pero esto es un engaño. Dios no solo quiere nuestra obediencia, sino también nuestra amistad intimidad con Él.
Evitar los ídolos que alejan de Dios de su primer lugar:
- Éxodo 20:3 – “No tendrás otros dioses delante de mí.”
Cuando colocamos algo o alguien por encima de Dios, lo convertimos en un ídolo o un dios falso. Esto no es aceptable para Dios, y Él no lo permitirá. Es por eso que es importante asegurarnos de que nada ni nadie ocupe el lugar que le pertenece solo a Él.
Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente es el llamado que nos hace Jesús en Mateo 22:37
¿Qué tal si realmente ponemos al Señor en primer lugar en cada aspecto de nuestra vida? Mantenerlo como el centro y el eje de todas las áreas, nos permitirá lograr un equilibrio entre lo espiritual, físico. Aquí te dejamos algunos consejos adicionales para lograrlo:
- Empieza por la oración: Habla con Dios con sinceridad, pídele perdón por cualquier cosa que haya alejado tu corazón de Él y pídele que te ayude a volver a su presencia.
- Lee la Biblia: La Biblia es la palabra de Dios y nos muestra su voluntad para nuestras vidas. Lee las Escrituras y busca entender lo que Dios quiere decirte a través de ellas.
- Encuentra un lugar tranquilo: Dedica un espacio y un tiempo específico para estar en presencia de Dios. Busca un lugar donde puedas estar en paz y en silencio para orar y meditar.
- Busca la compañía de otros creyentes: Únete a una iglesia o comunidad donde puedas poner a Dios primero y no solo tu servicio a ÉL.
- Practica la gratitud: Agradece a Dios por las cosas buenas que tienes en tu vida. La gratitud te ayudará a tener un corazón humilde y a reconocer la presencia de Dios en tu vida.
- Busca la ayuda de un mentor espiritual: Si sientes que necesitas ayuda adicional para recuperar tu relación con Dios, busca la ayuda de un líder espiritual que pueda guiarte y acompañarte en tu camino de fe.